Hoy los peques, bueno, en realidad los dos mayores, estaban un poco revolucionados y he improvisado un juego rápido. Como la que más inquieta era Pequeñita, he empezado con ella: la he sentado en mis rodillas de espaldas a mí y mirando a Chiquitín, me he encogido un poco escondiéndome detrás de ella y la he cogido por las muñecas, después he comenzado a moverlas y a hablar como si fuese una marioneta.
Este juego sólo lo habíamos probado una vez más, justo hace un año nuestras vacaciones en Ainsa. Estábamos alojados en un hotel muy elegante y la cena se estaba complicando un poco con Pequeñita... Mientras jugábamos no paraba de reírse a carcajadas. Lástima no tener un vídeo, papá sólo acertó a sacar unas pocas fotos con el móvil que se ven fatal...
Esta vez también se apuntó Chiquitín y no pararon de reírse durante todo el rato que duró el juego.
Cuando la marioneta era Pequeñita cada vez decía algo distinto, pero siempre del estilo de "¡Hola, soy una princesa de ricitos de oro, me gusta mucho bailar y jugar con mi hermanito!". Cuando era el turno de Chiquitín decía lo mucho que le gustaba jugar a la pelota.
Luego llegó el turno de que Pequeñita cogiese mis manos y hablase: "¡Hola, soy mamá, y me gustan mucho los libros!" ¡Casi me derrito!
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