Me encantan los cuentos clásicos y a mis peques también. Les compro libros de todo tipo: cuentos de siempre, recomendaciones que recojo de Internet o de revistas, títulos que compro por probar... pero, hasta el momento, los que más les suelen gustar son los cuentos tradicionales, y no puedo dejar de preguntarme qué es eso que tienen de especial.
El gato con botas fue el regalo de este año de los Reyes Magos para Pequeñita. En nuestra casa los Reyes dejan cosas variadas, pero están especializados en libros para toda la familia. La versión que trajeron fue la de la colección Cuentos de Ahora de la editorial SM.
Me encantó el formato, las ilustraciones, la letra caligráfica, la extensión y la forma de contar la historia. Cuando lo vi no pude resistirme a comprarlo porque, además, estaba deseando ampliar nuestra biblioteca de cuentos clásicos que no fuesen de princesas...
El libro tiene tamaño como de medio folio, ideal para que lo puedan manejar los niños de la edad de Pequeñita y Chiquitín, y también para que no me resulte incómodo de sostener cuando lo leemos antes de dormir: la mayor parte de las veces lo solemos leer tumbadas en la cama y tengo que sostenerlo en alto para que los niños puedan ver las ilustraciones mientras leo el texto, así que los libros no muy pesados ni voluminosos son de agradecer, especialmente los primeros días porque hay que leerlos una y otra vez...
La historia tiene la extensión justa de páginas y de texto en cada página, y está contada de forma amena y como una historia de verdad: algunas veces, cuando leo cuentos para niños pequeños, no puedo evitar tener la sensación de que no han sido escritos pensando en los niños, sino que los textos son simples resúmenes de otro relato. Esto me parece una falta de respeto hacia los pequeños y su inteligencia, y una imperdonable dejadez que no puedo entender. Este no es el caso, ni por la forma de desarrollar la historia ni por el vocabulario: los niños son un público inteligente y exigente, y están deseando escuchar historias estimulantes, bien contadas, que les hagan descubrir cosas nuevas. Con Pequeñita disfrutamos muchísimo este cuento y hemos aprendido palabras nuevas, aunque también tengo que decir que alguna cosilla cambio cuando se lo cuento: lo de la muerte del padre... digamos que lo paso un poco por alto.
Además del texto hemos exprimido al máximo las ilustraciones. Son muy especiales, no son las típicas ilustraciones de libros infantiles. Parecen estar dibujadas con plumilla y tinta de colores, y me recuerdan un poco a las de un libro de Lengua que tuve en primero o segundo de EGB y creo que a Pequeñita también le han gustado mucho, sobre todo la de la princesa. Cómo no.
Y la palabra especial es... Molino y Trono
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